En Piszolla, el camino desde el agua hasta la mesa culmina en nuestras salas de elaboración, espacios pensados para transformar con precisión lo que la cría y el bienestar animal han hecho posible. Aquí, la tecnología y el control de procesos garantizan un producto homogéneo, seguro y con el punto exacto de frescura.

Trabajamos con una trazabilidad total: cada lote llega identificado desde nuestras piscifactorías y recorre un flujo ordenado de recepción, eviscerado, fileteado, selección, envasado y frío, cumpliendo la normativa europea y protocolos APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control). El resultado es una gama de trucha que conserva su textura, sabor y valores nutricionales, lista para nuestros clientes retail, horeca e industria.